Las estrellas fugaces son el aura del viento, cada noche la luna me dicta el tomento y las luces del invierno me marcan el sendero, me agrada la noche pues es el temor del moribundo, cada uno de mis pasos otorga el edén o el orco a alguno de ellos, suelo ser blanca como la nítida luna y a la vez negra como la tierra usada para rellenar los agujeros de los recién fallecidos, para asesinar no uso utensilios, solo cierro los párpados de los ya enmudecidos, no sé si mi declaración es leída de noche o de día, pero sin importar el momento iré por ti, mi pequeño lector